Un Saab, una embarazada y copywriters por doquier.
(Cuando te obsesionas con algo y lo ves por todas partes. // Este es mi envío 126 //).
Una vez tuve un Saab. Era chulísimo.
Modelo clásico. A mí me encantaba, aunque algunas personas decían que era ortopédico. Por las líneas rectas cuadradas y muy marcadas, supongo.
Negro, elegante, asientos de piel color beige, madera en el salpicadero… Tenía mucha clase.
Yo no entiendo nada de coches, pero creo que ese es el coche que más me ha gustado. El que tenía más personalidad.
No había muchos, aunque desde que lo compramos, veíamos Saabs 900 por todas partes.
Me pasó lo mismo cuando supe que estaba embarazada. Veía embarazadas por doquier.
Embarazadas y Saabs, Saabs y embarazadas.
A ti también te habrá pasado, seguro.
Obsesionarte con algo (o con alguien) e ir por la calle viendo todo el rato esa cosa, sea lo que sea: un coche, una casa, una prenda de ropa, un estilo concreto…
Quien dice ir por la calle es encontrarte ‘esa cosa’ cada vez que entras en LinkedIn, en Google, en cualquier página que te muestra anuncios y más anuncios de eso que estás buscando o que te acabas de comprar.
También pasa con las personas. Y con los profesionales.
Yo ahora, veo copywriters por todas partes. No sé si solo me pasa a mí, porque es mi sector y son mi ‘competencia’, o mis colegas, pero está habiendo como una moda, ¿no? Todo el mundo escribe, todo el mundo es copy, todos son creadores de contenido.
Pues siento como que los copies han invadido la tierra. Y si hace unos días escribía sobre que no todo vale, ahora veo que por todas partes hay gente que escribe, que son todos superdisruptivos y supercañeros y que, además, van riñendo al resto.
Y entonces, es cuando viene a visitarme mi querida impostora y me dice:
—¿Tú estás segura de que quieres dedicarte a esto, piltrafilla? Que hay gente muy molona ahí fuera, que lo está petando (o eso dicen…) y que no tienen ninguna vergüenza de exponerse y dar la brasa.
Y yo, en vez de mandar a paseo a mi impostora, la escucho y me pongo a pensar:
—Seré yo, señor, ¿seré yo?
¿Seré yo la persona más adecuada para hacer este trabajo? ¿Para contarle a la gente que a través de las historias se puede comunicar mucho mejor? ¿Que usando el copywriting se consiguen textos mucho más persuasivos, impactantes y resultones?
¿Seré yo la que pueda echarte un cable con tus contenidos? ¿Con tus textos? ¿Con tu comunicación?
Pues sí, puedo ser yo. Es verdad que tienes cientos de opciones ahí fuera para escoger. Unas muy buenas, muy potentes (y muuuuy caras). Otras muy flojitas (y mira que a mí no me gusta de criticar, eh, pero es que hay cada bluf…) Y otras muy razonables, muy coherentes, y que harán que tus resultados sean diferentes a los que tienes ahora.
Yo soy de estas últimas. Y, ¿por qué deberías escogerme a mí? Pues la verdad, no tengo ni idea. Ya lo he dicho otras veces. Pero si estás en esta lista, llevas tiempo por aquí y no te has ido, ya sabes cómo escribo, cómo pienso, cómo me gusta hacer las cosas.
Si quieres saber más, es tan fácil como que me contestes a este mail, me digas qué ronda por tu cabeza y vemos qué podemos hacer. Con tu comunicación, con tus textos, con tu web, con tus mails o con lo que sea que tengas entre manos.
Si crees que puedo ser yo, es AQUÍ.
P.S. A puntito he estado de no mandar mail esta semana. Es verdad que me ha quemado tanto copywriter estupendity haciendo demasiado ruido en las redes. Estoy cansada. Y dándole vueltas a un cambio estratégico. Te contaré en breve.
P.S. Lo de cumplir un año más y algunas conversaciones de esta semana, me han hecho pensar que tengo que ir dando puerta a la impostora de una vez por todas. Dicen que esto solo nos pasa a las mujeres. Tú, si eres hombre y me lees, ¿tienes impostor compartiendo espacio/piso/ego? Me gustaría leer tu opinión.
→ Si has llegado aquí por casualidad y quieres recibir más mails como este…
→ ‘Compartir es vivir’, así que, si te ha gustado este email, compártelo con alguien a quien creas que le va a gustar.
→ ¿Quieres contarme algo? Avanti…
Te escogería porque eres honesta, porque miras con el corazón a quien tienes en frente y sabes sacarle su mejor versión, la de la persona y por lo tanto la de su idea y negocio. Y con ello, lo plasmas en la web, en la newsletter, en la crónica con preciosas palabras, simples y francas... de tal forma que te reconoces y te encanta el resultado, concluyendo: ¡yo misma no podía haberlo escrito mejor! De todo hay competencia y eso es bueno: permite comparar. ;-)
Yo esta fin de semana solo he visto Teslas….