No te llenes la boca hablando de valores. Practícalos.
(Un descuido debido a la prisa me ha hecho reflexionar sobre valores. Este es mi envío n.º 146 //).
✏ Desde mi escondite
Hoy escribo desde Málaga. Me he venido a celebrar algo muy chulo y a disfrutar de trabajar con vistas a la bahía. Los atardeceres aquí, son pura maravilla.
Work in progress
Como ya no hay audio, estoy pensando en incluir una nueva sección. Aún no he decidido sobre qué. ¿Alguna sugerencia?
☕ Cotidianidades Extraordinarias
La prisa mata.
Además de ser un proverbio común en Marruecos, especialmente escuchado en los bazares de Marrakech, es una verdad como un templo.
Las consecuencias de la impaciencia no suelen ser buenas.
Que me lo digan a mí.
Me he bajado de nuevo al sur. Cuando aterrizamos, ya de noche, teníamos prisa por salir del avión. Además, mi compañero de asiento, me pidió un favor en un inglés impecable (very ˈbrɪtɪʃ, como diría mi hijo). Tenía muchísima prisa y necesitaba salir pitando.
Complacer al muchacho y mi propia prisa, hizo que saliéramos del avión en un suspiro (o en un volao, como dirían los malagueños). Todo bien. Las ventajas de ir sentada en la fila 2.
Pero, ¡ay!, cuando llegamos a casa me di cuenta de que había olvidado mi bolsa en el avión: documentación, tarjetas, ebook y mi preciado e indispensable abanico, todo perdido.
Mierda. Once y media de la noche. Intento contactar con la compañía o con la oficina de objetos perdidos del aeropuerto. No way.
Total, que cuando estaba a punto de coger el coche para volver al aeropuerto, me escribió una de las azafatas para decirme que había encontrado mis cosas. Había localizado mis tarjetas de visita (que nunca uso, por cierto) en las que estaba mi móvil y me escribió.
Majísima, ella. Qué bien que aún haya gente buena que se preocupe por los demás. Podría haberse limitado a dejar la bolsa en objetos perdidos y seguir a lo suyo, que tenía que volar de nuevo a Barcelona.
Y no paró hasta ver cómo devolverme mis cosas.
En un mundo en que la gente no suele mirar por sus conciudadanos ni por su prójimo, encontrarte con personas así te hace pensar que aún hay esperanza.
Abro paréntesis: precisamente veníamos hablando del impresentable e indefinible Errejón (sin hache). Menudo elemento.
Eso me lleva a pensar en los valores de cada uno de nosotros. Podemos llenarnos la boca hablando sobre ellos. Pero, ¿los aplicamos en nuestro día a día? Yo creo que no mucho.
No sé si tú has trabajado alguna vez en tus valores. Los personales y los de tu proyecto, que no tienen por qué ser los mismos.
Si no lo has hecho, deberías. En el plano personal, son esas creencias o principios que cada uno tiene y que nos ayudan a decidir qué es importante en la vida. Son como un GPS interno que nos mantiene en el rumbo que queremos, incluso cuando todo a nuestro alrededor cambia.
Y, ¿por qué son relevantes? Porque, al vivir según nuestros valores, sentimos que vamos por el camino correcto, nos llevamos mejor con los demás y nos sentimos más satisfechos con nuestras decisiones. Poca broma.
Te cuento cuáles son los míos: Amor, Alegría y Comunicación. No podría vivir sin estas tres cosas en mi vida.
Lo mismo en la empresa.
Son los principios éticos que definen su identidad y guían sus decisiones, comportamientos y cultura.
Estos valores mejoran la comunicación y ayudan a atraer a personas (clientes, empleados, socios) que se identifican con la empresa. Además, cuando una empresa actúa según sus valores, construye confianza y una reputación sólida en el mercado, lo que al final beneficia su crecimiento y su éxito.
Vale, todo muy bonito. Pero, ¿cómo se aplican estos valores en el trabajo diario?
Esa es la clave de todo. Llevarlos a la práctica.
Te doy una pista de los valores de mi proyecto profesional:
Autenticidad, Frescura y Flow. No concibo mi trabajo sin esto. Y creo que se refleja bastante en mi manera de actuar.
Si ya me conoces un poco, lo sabes.
¿Cómo vas tú con los tuyos?
Si, por ejemplo, hablas de valores en tu web, no solo es cuestión de enumerarlos y explicar qué significan. Debes mostrar cómo los aplicas en tu trabajo diario y la persona que te lee debe convencerse de que eres coherente en su práctica.
No resulta fácil, pero es a la vez sencillo. Si trabajas conmigo creando los contenidos de tu web (o de cualquier pieza comunicativa), tendremos muy en cuenta esos valores y la forma en la que los aplicas a tu trabajo diario.
¿Necesitas ayuda con esto?
☘ De remate
No te vayas sin esto:
P.S. Trabajar los valores forma parte de la estrategia de comunicación, que debes tener muy presente cuando te relaciones con tus clientes y con las personas en general.
P.S.2 Lo de que la prisa mata, no tiene nada que ver con mi mail de la semana pasada. Aunque, insisto, creo que usamos demasiadas expresiones relacionadas con la muerte.
P.S.3 No sé a ti, pero a mí lo del personaje de Errejón me ha dejado muy mal cuerpo y la sensación de que el mundo se va a la mierda.
✔ Trucos, trastos y recomendaciones varias
He decidido añadir aquí los sitios, cosas y cachivaches varios que me gustan y que me apetece compartir. Puede ser una app, una tienda o un bar (esto último bastante a menudo).
Hablando de bares. Hoy voy con dos:
Semilla Negra, para un vinito y unas tapas que varían en función del ánimo de la cocinera. Callos si te gustan (a mí no) y cuchareo típico malagueño. También para desayunar. Barato, barato.
Para un desayuno bien típico y local, el Roper, cuyo nombre viene de la mítica serie de los 70 y dónde debes probar, sí o sí, un mollete de lomo en manteca, zurrapa o carne mechada. Ojo con las medidas, que el tema es contundente.
Ambos en el barrio del Palo, al que no le falta de ná.
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