Yo tenía que llamarme Víctor.
(Pon un (buen) Víctor en tu vida para que te acompañe en tu negocio. // Este es mi envío 124 //).
Mi madre pensaba que iba a ser niño. Con su primer embarazo, aún no existían las ecografías y el triple screening. Era todo una sorpresa.
—Pues si es niño, se llamará Víctor.
Ya lo tenían decidido.
Pero entonces, una de sus mejores amigas empezó a salir con un chico que se llamaba Víctor y que a mi madre le caía fatal.
—¡Mierda! (bueno, esto mi madre seguro que no lo dijo. Lo diría yo si me hubiese pasado a mí), pues ya no le voy a poner ese nombre a mi hijo, quitabicho.
Total, que me quedé sin nombre hasta que nací. Y como al final no fui un chico, pues problema solucionado. —Se llamará Mónica, como la Randall.
A lo largo de los años he conocido algunos Víctors. Mi madre dice que todos son raros. Sí que le marcó el dichoso novio de su amiga (que por cierto, no acabaron juntos).
No vamos a generalizar. He conocido a algunos muy chungos, otros que ni fu ni fa, y otros muy guais.
El último Víctor que he conocido es de los guais.
Tiene una newsletter que se llama Escribe.pro y ofrece contenido muy chulo y muy útil, sobre productividad, creatividad y negocio para personas que trabajan con palabras.
Esta semana he tenido una reunión con él, como parte de un programa de acompañamiento al que me he unido. Para dimensionar mi proyecto, reenfocarlo y darle (más) recorrido.
Me ha gustado mucho, y aunque me ha cargado de deberes, creo que vamos a hacer cosas potentes juntos. Bueno, las voy a hacer yo, pero con su ayuda, con su supervisión, sus ideas y su acompañamiento.
Ese proceso de asesoramiento y de mentorización me gusta mucho.
Me gusta recibirlo; ya lo he hecho varias veces, en diferentes disciplinas.
Y me encanta ofrecerlo. Sí, yo también lo hago con mis clientes.
¿No lo sabías? Pues te lo cuento:
Reuniones uno a uno (o junto a tu equipo) para poner el foco en cómo habláis a la gente que os sigue, y que consigáis disparar su deseo de compraros a niveles máximos.
Y es que, en general, nos cuesta hablar de comunicación.
Por eso, una buena opción es contratar a una persona externa (o sea, yo) para que te acompañe en el proceso de definir y mejorar tu comunicación y tus contenidos, ya sea en reuniones puntuales o de forma seguida y recurrente.
Así, te ocupas (y no te preocupas) de cómo debes comunicar lo que haces y cómo lo haces. Porque yo te acompaño. En la medida y la frecuencia que tú necesites. Y eso… ¡Da una tranquilidad!
Ya lo debes saber: he tocado muchos palos en todos los años que llevo en activo (nada menos que treintaytantos) y, además, me encanta conectar con las personas, escucharlas, y poner orden, foco, constancia y consistencia a sus ideas.
Todo eso, ahora ya lo sé, enriquece el proceso y sobre todo tus resultados.
¿Quieres que hablemos sobre la comunicación de tu proyecto?
P.S. La semana que viene te cuento algo que me ha pasado gracias a estos mails domingueros y a lo mágica que es a veces la vida y que me hace una ilusión tremenda.
P.S. 2 Si prefieres que yo me ocupe de las palabras de tu negocio, responde a este correo o bien dale al botón rojo de más arriba. Poner una Mònica en tu vida es nivel pro :)
-> Si has llegado aquí por casualidad y quieres recibir más mails como este…
-> ‘Compartir es vivir’, así que, si te ha gustado este email, compártelo con alguien a quien creas que le va a gustar.
-> ¿Quieres contarme algo? Avanti…
Me pongo colorado :)