Qué bien se nos da mentir. A todos.
(Reflexiones sobre verdades a medias, con una confesión final. // Este es mi envío n.º 155 de Cuento Cosas //).
✏ Desde mi escondite
Hoy escribo desde Barcelona. Casi post fiestas, post turrón y post mucho cachondeo. Creo que necesito vacaciones de las vacaciones. Al final, no ha sido tan terrible la Navidad (como casi todo, nunca lo es).
☕ Cotidianidades Extraordinarias
Hace unos días, en una cena de amigas, entre regalos de amigos invisibles y demás, hicimos un pequeño juego.
Cada una tenía que contar tres anécdotas que el resto no supiese (complicado, ya que hace treinta y tantos años que nos conocemos), una de las cuales, debía ser mentira.
A pesar de que la mayoría protestó porque no sabían qué contar y cómo inventarse algo que no fuera una mentira evidente, el juego salió bastante bien.
—Me compré mi vestido de novia con las primeras acciones que vendí.
—Cuando nací, estuve a punto de morir por ahogamiento.
—Gané un concurso de majorettes en mi pueblo.
—He quedado para comer con mi ex, después de un montón de años sin vernos.
—Me han llamado la atención en el trabajo por husmear en el expediente de uno de mis compañeros.
—Un cliente me propuso hacer un trío con su mujer.
Así, durante un buen rato, teniendo en cuenta que éramos siete, a tres anécdotas cada una y que unas tenemos más verborrea que otras.
¿Resultado? Nos divertimos, aunque casi nadie adivinó las mentiras. Quedaron bastante bien camufladas entre el resto de historias.
Mi conclusión fue que, a pesar de conocernos muy bien, podemos mentir casi sin pestañear y hacer que esa mentira sea creíble para la mayoría.
Esto me hizo pensar que, en realidad, todos mentimos. A veces al resto del mundo y, a veces, a nosotros mismos. Ya lo escribe Joan en su Cuaderno de Espiritualidad Pop:
“Los seres humanos mentimos por defecto y sin darnos ni cuenta (...) Nos contamos milongas continuamente, diciéndonos: <Yo no soy esto> o <Es que yo soy esto otro>. Nos mentimos cuando, a veces, nos sobrevaloramos o cuando nos infravaloramos. Nos mentimos cuando pensamos que lo que nosotros pensamos es mejor que lo que piensan los demás. O cuando creemos que tenemos razón. Y así un largo etcétera.
Te engañas, por lo tanto, engañas. Así, en general y en particular. Y lo más curioso de todo es que, cuando hay alguien ahí fuera que parece querer engañarte a ti, te cabreas, te ofendes, te sientes defraudado”.
Piénsalo bien. Verás que tiene toda la razón. Él lo trata con mucha más profundidad, y lo relaciona con la manipulación, la culpa y el miedo, pero yo no quiero dramatizar. Solo ponerlo sobre la mesa. Para que reflexionemos sobre ello. Sobre lo que nos decimos a nosotros mismos y lo que contamos a los demás. ¿Cuánto hay de cierto y cuanto de mentira? Ahí te lo dejo.
Sigo enlazando reflexiones y pienso en cuántas mentiras cuenta la gente en redes sociales o en sus publicaciones y newsletters. Muchas, seguro. Ni nadie es tan estupendo, ni a nadie le va tan bien. Si no, insisto, las playas de la Polinesia estarían abarrotadas.
Y luego están los recaps de final de año y los propósitos del año nuevo. Casi todos mentira. Porque por muy buena voluntad que le pongamos, ahí está la vida para ponernos palos en las ruedas y darnos reveses que nos hacen cambiar de rumbo y de opinión constantemente.
(Esto es porque me he saturado de tanto consejito y aprendizaje de los guruses de Internet).
Bien, yo no voy a ser la que te diga qué debes hacer. Ni este año, ni el siguiente. Pero sí te puedo sugerir que reflexiones sobre lo que te cuentas. A ti y al resto. Y que veas cuánto hay de verdad en ello y cuánto te inventas. Por miedo, por no obtener reconocimiento o por querer gustar a la gente.
Lo mismo deberías pensar sobre tu negocio. Qué explicas, cómo lo explicas y para qué lo explicas. Cuánto hay de verdad, si realmente eres honesto con lo que comunicas y si puedes hacerlo de otro modo para sentirte más cómodo con tu discurso.
Ahí sí puedo ayudarte. A contar lo que de verdad haces. A contar cómo puedes ayudar a las personas con lo que tú tienes. Y hacer que todo sea un poco mejor. Si te has hecho el propósito de ponerte las pilas con tu comunicación, de forma honesta o con alguna mentirijilla (tú sabrás), pasa por aquí:
☘ De remate
No te vayas sin esto:
P.S. ¿Te cuento un pequeño secreto? Llevo todo el año diciéndome a mí misma que me va muy bien y que tengo bastante con lo que facturo. Pues he hecho un acto de honestidad y he dejado de mentirme: Necesito vender más y que me vaya mejor, así que voy a ponerme las pilas. Y a subir las tarifas. Por si te sirve.
P.S.2 Te recuerdo el libro de Joan, por si te apetece profundizar (mucho) sobre la mentira, el engaño y el miedo, entre otras muchas cosas. Con un rollito pop, ya sabes.
P.S.3 Y otra confesión: te mentiría si te dijese que no bailé el jodido All I want for Christmas is you en Nochevieja. Mátame camión. Y como dice Santi Balmes… “un rayo cabrón de honestidad, me lleva a la verdad”. Pues si eres fan de LOL, lo entenderás.
✔ Trucos y trastos
Hoy vengo con dos cositas que me han gustado mucho de estas vacaciones:
El restaurante Malparit. Descarado y un poco gamberro, ha abierto hace poquito y tiene unos platos muy recomendables. Mis favs: el steak tartar, la tortilla jugosa de patatas y el torrezno (un día me saldrán por las orejas). El nombre, toda la narrativa, los platos y el servicio, muy del estilo que a mí me gusta.
Para un sábado de fiesta, Disco Marisco, la nueva propuesta de El Molino para las sesiones de clubbing. Muy divertido, muy glam y sin móviles. Además, la web y la narrativa están muy conseguidas: “Un teatre històric amb els aforaments reduïts i les emocions, amplificades”.
🫢 Palabras Improbables
Cada semana, una palabra común con un significado que no esperabas. Inspirado en Verbolario de Rodrigo Cortés, porque el lenguaje siempre tiene sorpresas.
Esta semana, obviamente:
Mentira, f. Líquido transparente, inflamable y volátil, de olor penetrante y dulzón, empleado en medicina como anestésico. // 2. Verdad a medias.
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