Modo jacaranda: el truco mental que me rescató en Praga (y que puede ayudarte a ti)
(A veces basta con mirar un poco más arriba. Hoy te cuento cómo. ++ Este es mi envío n.º 180 de Cuento Cosas).
✏ Desde mi escondite
Hoy escribo desde Barcelona. Unos cuantos días por aquí, antes de que llegue el periplo veraniego. Trabajo que organizar y dejar listo antes de las vacaciones y cositas nuevas que se están cociendo.
☕ Cotidianidades Extraordinarias
«Tenemos que viajar más». Es la frase que hemos repetido una y otra vez estos días.
Acabo de regresar de Praga. Escapadita y superconcierto de Bruce Springsteen. Sí, ya sé, me repito.
Apenas cuatro días, que nos han sabido a poco, a pesar de haberlos disfrutado mucho. El último, me quedé casi todo el día sola. Mis compis volaban a Málaga temprano y yo tenía todo el día por delante en la ciudad.
Al principio se me hizo un poco cuesta arriba. No me encontraba bien: el calor, los excesos de cerveza, codillo y schnitzel, me estaban pasando factura. Y tenía vértigos, otra vez.
Además, despedirme de ellos me dejó triste. Se fueron con toda su alegría y me quedé sola en una terraza del barrio de Malá Strana.
Entonces me dije: “venga, ponte en modo jacaranda. Mira hacia arriba. Respira”.
Para ponerte en contexto: Si vives en Barcelona, has visto el espectáculo que hay estos días de las más de 5000 jacarandas en flor que están por toda la ciudad. Yo vivo al pie de la montaña de Montjuic, por lo que mi barrio es un festival de flores azules. También amarillas, pues se combinan con las acacias. No recordaba desde hace tiempo que hubiese tantas. Y es que, por lo visto, este año ha sido prolífico.
Yo ya las había visto mucho en Málaga, seguramente porque me fijé más allí, y porque es algo que tenemos presente en muchas conversaciones. Cuando están en pleno esplendor son una preciosidad.
Aunque también es cierto que cuando empiezan a caer las flores, se quedan pegadas al suelo y, por consiguiente, en las suelas de los zapatos. Y te acabas llevando la porquería a casa. Ya no te cuento si aparcas la moto o el coche bajo uno de esos árboles. Los pétalos sueltan una especie de resina que lo deja todo pegajoso. Un asquito, vamos.
Como en todo en esta vida, puedes ver las cosas de dos maneras: puedes mirar hacia arriba y regalarte la maravilla de árboles repletos de preciosas flores azules, o puedes mirar al suelo y solo ver la porquería que se queda pegada a tus pies, a tu coche o a tu moto.
Es una elección. La tuya.
Por eso en Praga me puse en modo jacaranda. Podía respirar, mirar al cielo y disfrutar de un día tranquilo conmigo misma, paseando por una de las ciudades más bonitas de Europa. O, por el contrario, pensar que me quedaba colgada, con dolor de estómago y vértigos, en una ciudad gentrificada.
Elegí la primera opción, ya sabes.
—Todo está en tu cabeza—, o la frase recurrente que usamos para casi todo lo que podemos mejorar. Incluso que te piquen los mosquitos. Yo prefiero rociarme con Halley, por si las moscas.
Para rematar, le pedí a mi GPT que me hiciese una ruta por la ciudad fuera de los circuitos más turísticos y abarrotados, y me llevó por callecitas, parques floridos y pasajes de cuento que no hubiese descubierto siguiendo a la marabunta.
¿Morriña? Sí, un poco. Pero la disfruté mucho y al final, hasta me dio pena marcharme.
En función de cómo te tomes las cosas, irán mejor o peor. Tú decides.
—Problemas cero, Betis tres.— Otra de las frases de mi amigo J., que nos ha deleitado con un repertorio sobre el que, algún día, podré escribir un libro.
Cuando pienses en la comunicación de tu proyecto y en escribir a tus contactos, también puedes ponerte en modo jacaranda.
En lugar de mirar solo la porquería pegada a los zapatos (la lista fría, los contactos olvidados, la pereza de volver a escribirles…), elige mirar hacia arriba: hacia las flores, hacia la posibilidad de volver a conectar de forma natural con tus contactos, sin dramas ni fórmulas forzadas.
Yo te ayudo a ponerte en el mood.
¿Tienes una lista de suscriptores o antiguos clientes que lleva meses (o años) sin recibir noticias tuyas?
No pasa nada.
Le ocurre a más negocios de los que imaginas…
La buena noticia: no hace falta inventarse un “relanzamiento” ni disfrazarlo de evento especial. Basta con escribirles bien, con naturalidad, y contarles algo que les entretenga y les interese.
Porque cuando lo haces, pasan cosas: se despiertan contactos dormidos, surgen ventas inesperadas, se reabre el diálogo.
Todo sin que tengas que dedicar horas a pensar qué decir o cómo estructurarlo.
Con este servicio:
Recuperas el contacto con tu lista sin sonar forzado ni artificial.
Ahorras tiempo (yo me ocupo de escribir los mails por ti).
Refuerzas la relación con tu audiencia sin agobiarla.
Vuelves a generar interés real por tus productos o servicios.
Y les das un poco de vidilla, que buena falta nos hace a todos.
En resumen: volverás a ponerte en la mente de tus clientes de forma natural y con resultados. Y cuando alguien te tiene presente en su mente, ¡pasan cosas!
¿Nos ponemos?
☘ De remate
No te vayas sin esto:
P.S. Que sí, que sé que a veces da un poco de apuro volver a escribir cuando llevas meses (o años) sin hacerlo… Justo para eso está este servicio. Lo importante no es cuándo fue el último mail, sino qué vas a contar en el próximo. Y para eso, aquí me tienes.
P.S.2 Si te apetece leer una crónica bonita del viaje a Praga (y del superconcierto), te recomiendo que lo hagas aquí. A mí me ha gustado mucho. Espero que a ti también. (spoiler cotilla: viene con fotos).
✔ Trucos, trastos y algo más
Por aquí vengo con otra recomendación. Mi amigo C., del que ya te he hablado antes y que ya ha escrito también por aquí, ha autopublicado su primer libro. El jueves lo presentó en el Cementerio Inglés de Málaga. No pude ir, con toda la pena de mi corazón, pero me consta que fue una tarde muy chula.
Te recomiendo que compres su libro. Pasarás buenos ratos leyéndolo y le ayudarás a que siga con ganas de escribir, que sé que las tiene. Un tipo echao p’alante que le está poniendo mucho amor e ilusión a esto. Aquí tienes a Morriña, by the way.
🫢 Palabras Improbables
Cada semana, una palabra común con un significado que no esperabas. Inspirado en Verbolario de Rodrigo Cortés, porque el lenguaje siempre tiene sorpresas.
Lo que puedes hacer con tu lista…
Resurrección, f. Desquite apoteósico.
📷 La imagen
J. en otra de sus intervenciones estelares, al acabar el concierto:
—Mirad! No hay gente en los baños, aprovechad!
(La foto, de la parte trasera de los servicios. Por el otro lado, estaba a reventar)
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Me encanta el modo Jacaranda, lo incluiré en mi listado de mantras! Y un millón de gracias por recomendarme, ya sabes que tú tienes mucho que ver en que esto haya salido al mundo exterior ❤️