Delegar no es un lujo, es supervivencia
(Ya sé que cuesta, pero si lo haces, demuestras, además, inteligencia ++ Este es mi envío n.º 166 de Cuento Cosas).
✏ Desde mi escondite
Hoy escribo desde Barcelona. Aceptando que uno de mis hijos se mudó ayer a vivir con su novia, al mismo edificio donde nació mi madre. Para que después digan que las serendipias no existen. Aún no sé si estoy contenta o estoy triste. Vamos a ver cómo evoluciono.
☕ Cotidianidades Extraordinarias
Me hice cargo del negocio familiar cuando nació mi hijo pequeño. El mayor tenía dos años y medio.
Ya llevaba unos años trabajando con mi padre, pero llegó el momento de su jubilación y me quedé sola ante el peligro.
La fiesta que le organizamos a mi padre fue muy bonita. Una comida sorpresa con todos sus amigos, familia y los colaboradores con los que había trabajado tantos años. Todo el mundo le quería, a pesar de la mala leche que solía gastarse. Yo la tengo mucho más presente en su papel de padre que en el de jefe. De hecho, creo que fue muy buen jefe.
Había llegado la hora del relevo y que yo me ocupara de todo. Recuerdo que en un momento de la celebración, pensé:
—Hostia, Moni, la que se te viene encima.
Fue un pensamiento fugaz, imagino que en el fondo sabía que me esperaban unos años complicadetes.
No sé si tienes hijos o si has trabajado teniendo niños pequeños. Que ya sé que no es ninguna hazaña épica y que todo el mundo lo hace, pero yo recuerdo esos años como un sinvivir. Todo el día corriendo, coche, guardería, colegio, curro, comer en un volao, otra vez colegio, guardería, coche, casa… Yo creo que mi coche volaba y yo también.
Iba con la lengua fuera y con la sensación de no llegar a nada.
Una tarde, llegué a la puerta del colegio derrapando y, al recoger a Max, me di cuenta de que no le llevaba merienda. La madre de una niña de su clase (que era gilipollas perdida; la madre, no la niña) me dijo: —Ayayay… Tranquila, que yo llevo siempre dos bocadillos por si alguna vez hay alguna mamá que se despista.
“¿Que se despista?” Casi me la como. Me hizo sentir tan mal que me subí al coche tragándome las lágrimas, con la misma ansia que mi hijo se tragaba su fucking bocadillo.
Esa era mi vida. Negociando pedidos y descuentos con proveedores, gestionando equipo e inventándome las mil y una movidas para vender más y lidiando con dos niños que entonces ya apuntaban maneras e intentando llegar a todo. Lo malo es que yo tenía la sensación de que no llegaba a nada.
Bueno, no quiero ser dramática. Fue muy bonito gestionar la empresa familiar. Mientras no llegó la crisis, a partir del 2008 se convirtió en una larga travesía del desierto. Pero creo que de eso ya te hablé algún día.
Pero, espera… Que, además, tenía que ocuparme de la comunicación del negocio. ¡Venga! Eso se lo delegué a mi hermana, con la que compartí los mejores años de la empresa (no con las mismas responsabilidades ni condiciones, pero esa es otra historia).
Sabía que hablar del negocio al mundo era muy importante, sobre todo porque en aquella época, había mucha competencia. Debíamos alzar nuestra voz y comunicar al mercado quiénes éramos, qué hacíamos y qué vendíamos. Y sobre todo, cómo y para qué lo hacíamos.
Yo no tenía más tiempo, pero tenía a mi hermana que se ocupó de ello. Lo hicimos bastante bien; creo que la gente del sector aún nos recuerda por nuestras campañas y nuestras “locuras”. Eran los inicios de las redes sociales, las newsletters y los blogs. Y tuvimos uno de los primeros e-commerces del sector. Ahí estábamos, en primera línea. Con los recursos que teníamos, que éramos chiquitos, pero con toda nuestra creatividad y nuestras ganas.
Ahora lo pienso y no sé cómo llegaba a hacer todo lo que hacía.
Quizás te suene algo este escenario. Este panorama de no-llego-a-todo-y-no-me-da-la-vida. Porque tienes mil cosas en la cabeza. Tu negocio, tus clientes, tus proyectos, los emails que se acumulan sin responder, tus finanzas, las redes sociales que parecen un desierto, la web que lleva meses sin tocarse…
Tú también sabes que la comunicación de tu negocio es importante, sí. Pero, ¿cuándo te encargas de ella? ¿A las once de la noche? ¿Madrugando un domingo mientras tomas el café medio dormida?
Así no. No puedes con todo. Y no deberías.
Delegar no es un lujo, es supervivencia. E inteligencia. Y cuando se trata de la comunicación de tu negocio, delegar es también una estrategia. Porque tu mensaje es lo que hace que te elijan a ti y no a otro. Lo que hace que te recuerden. Lo que vende cuando tú no estás.
Si sigues sin tiempo para escribir los contenidos de tu web, tus redes o tus emails, pero sabes que es vital para atraer clientes y hacer crecer tu negocio, entonces hablemos.
Yo escribo para que tu comunicación deje de ser una tarea pendiente y se convierta en una ventaja competitiva. Para que tu web tenga textos que enganchen, que tu newsletter no sea un "ya lo haré mañana" eterno y que cada mensaje que envíes conecte y venda.
Menos carga mental para ti. Más clientes que entienden quién eres y por qué deben elegirte.
Es fácil. Solo tienes que delegarlo en quien sabe hacerlo. Moi.
Venga, respóndeme a este mail y nos ponemos las pilas. Para que no tengas que tragarte lágrimas ni bocadillos de madres coraje.
☘ De remate
No te vayas sin esto:
P.S. La verdad es que me encantaban mis niños cuando eran pequeños (ahora me encanta que se independicen, jeje), aunque fueron unos años muy locos.
P.S. 2 La comunicación que hicimos en aquella época fue la base de mi profesión actual. Ponerle amor a los taladros y a las ingletadoras para venderlos como si fuesen objetos de deseo, tenía mucho mérito.
P.S. 3 Si tienes algún objeto de deseo que quieras vender y no sepas cómo ponerle amor, ya sabes, respóndeme a este mail.
✔ Trucos, trastos y algo más
Me he enganchado a los vídeos de Georgene Loh. Un tipo que vive en Singapur, y que tiene una casa chulísima a la que le va dando la vuelta continuamente. Es un poco friki, y en el tiempo que él se prepara un café en un set maravilloso que tiene, yo ya me he tomado cuatro, pero me encanta el ritmo que lleva, los muebles y objetos icónicos que tiene en su casa y la música de bossanova que pone en sus vídeos. Llevo tres días viéndolos uno detrás de otro.
Si pudiera, ya te digo que le copiaba unas cuantas cosas.
Lo que sí le he copiado es el uso de Milanote, una herramienta diseñada específicamente para ayudar a organizar ideas y proyectos creativos de manera visual y colaborativa. Te permite organizar tus notas, imágenes, enlaces y archivos en tableros visuales. El tipo la usa para recopilar objetos que le gustan y montarse la deco de su casa en distintos escenarios. Dice que cambia las cosas de sitio, por lo menos, una vez al mes.
Voy a ver si la aplico a la mía, que ahora tengo una habitación libre y hay que redecorarla y redistribuirla.
Algo más…
El jueves fui al teatro con mi madre, a ver Un Déu salvatge. Nos gustó mucho y nos reímos más. Dirigida por Pere Arquillué, que también es uno de los actores. Siempre me ha gustado este tipo. Si estás en Barna, te recomiendo esa sesión de risoterapia y luego, unos huevos cabreados y un vinito en La Flauta de Aribau.
🫢 Palabras Improbables
Cada semana, una palabra común con un significado que no esperabas. Inspirado en Verbolario de Rodrigo Cortés, porque el lenguaje siempre tiene sorpresas.
Tiempo, m. Magnitud física de carácter abstracto que se desliza muy bien entre los dedos.
📷 La imagen
De la época que iba como las cabras, un saludito del que se ha independizado, seguido por el enano, imitando.
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