#115| El coche de Apple y una partida de parchís.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Esta frase, de Baltasar Gracián, lleva danzando desde el siglo XVII.
Así que imagínate la de veces que se ha repetido. Yo la digo mucho.
Y eso mismo fue lo que pensé cuando tuve que elegir los nombres de mis hijos.
Tenía claro que debían ser cortos, fáciles de escribir y de pronunciar. Debían sonar igual en catalán que en castellano, para no provocar discrepancias familiares.
Y debían ser originales, actuales y molones.
Fue una decisión controvertida. Cada uno con su historia.
El nombre del primero nos lo jugamos al parchís.
Iba a llamarse Axel, pero alguien nos dijo:
—Tendrá nombre de desodorante.
Fuera, next.
Así que durante unas vacaciones de Semana Santa, el juego de los cuatro colores decidió que el primogénito se llamaría Max, porque era el nombre que me gustaba a mí, y fui yo quién ganó la partida.
Con el segundo hubo más problema. No había consenso y lo del parchís era un as que ya habíamos usado.
Después de muchas vueltas y muchas propuestas, surgió un nombre que nos pareció genial: era corto, fácil, sonaba igual en los dos idiomas y era muy poco común. Además, le daba mucha personalidad a un chavalín también poco común.
Icar fue el nombre escogido.
Max e Icar. Me siguen encantando. Cortos y fáciles de leer y de pronunciar.
Bueno, bueno. Pues no te creas.
A mi padre le costó casi un año pronunciar Max con todas las letras. Se ancló en el ‘Masss’, porque… —Soy de León y nosotros pronunciamos así la equis.
Pues hala. Aún se le escapa la ese de vez en cuando.
Con Icar ni te cuento. Iker, Ricard, Izan… le llamaban de todo menos por su nombre. Eso por no hablar de que dice que si se va a Estados Unidos será ‘el coche de Apple’, léase aicar.
En fin, entre medio, bromas fáciles como:
—¡Hala! Tenéis un maxicar en casa (era la época del maxicosi)
Ya ves, lo que yo pensaba que era un exitazo, fue algo más peliagudo de sobrellevar.
¿Y qué tienen que ver los nombres de mis hijos con el curso que estoy vendiendo durante estas semanas?
Pues verás:
Lo de ‘lo bueno, si breve, dos veces bueno’, nunca fue tan verdad. El curso relámpago ‘EMPIEZA A ESCRIBIR MAILS A TUS CLIENTES SIN QUE SE TE HAGA BOLA’, es bueno y breve. Por tanto, DOS-VECES-BUENO.
Es corto y concentrado. Y con personalidad. Como los nombres de mis hijos.
Puede que te cueste un poquito ver las ventajas que tiene. Como a mí me costó repetir muchas veces esos nombres tan molones. Hasta que conseguí que se pronunciaran bien.
Igual que sé que, a lo mejor, te cuesta ver si es para ti. Y también sé que si haces este curso te va a ir fenomenal y le puedes sacar mucho partido.
Y como, de nuevo, lo bueno, si breve, dos veces bueno… El curso solo estará a la venta por unos días más.
Después, c’est fini. Kaput. Arrivederci.
¿Para siempre? Posiblemente. Y si no, será más caro. Seguro.
Ya lo sabes, botón rojo. Aquí:
Después, tendrás que buscarte otro curso. Que no sé si será tan bueno y tan breve. En cualquier caso, ya no será el mío.
P.S. Hoy voy tarde. Y sigo sin audio. La lluvia en el sur nos ha apagado las procesiones y la voz. Pas grave, creo.
P.S.2 Verás que más abajo hay más botones rojos. Pero el del curso, es el de arriba.
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